Según vecinas/os de la zona, fue iniciada a mediados de los años 40, conociéndose como “Feria de Cuchilla Grande", cuando ese camino aún no llevaba el nombre de José Belloni.
En ese mundo sorprendente pueden escucharse las más extrañas maneras de pregonar los artículos y tienen lugar las más insólitas operaciones mercantiles. Se pueden adquirir ruedas de autos, bicicletas, cuadros o “tubos” por separado, blusas de poco uso, roperos, vaqueros usados, tocadiscos, televisores, tazas de té, hachas, triciclos, botones, camas turcas, estufas eléctricas, vitrolas a manija, zapatos usados, perchas de alambre, frascos, tuercas, tornillos, misales, pájaros, gallinas, plantas, clavos usados, alambres de púa y todo lo imaginable, en una vasta gama de precios que propicia siempre un animado regateo.
La feria se realiza los jueves y los domingos.