Piedras Blancas guarda entre sus historias de antaño la de la primera pista de carreras de caballos de Montevideo.
En la 'Azotea de Lima', de propiedad del súbdito brasileño don Joaquín Miguel Pereira Lima, en la calle que todavía conserva el recuerdo de ese nombre, se corrían por 1860 carreras 'a la inglesa'. Parecen ser éstos los antecedentes más remotos del deporte del 'turf', que luego ganó el fervor de miles y miles de aficionados cuando se trasladó al circo de Maroñas.
Los caballos debían saltar barreras y se otorgaban importantes premios. En los descansos, según las crónicas, 'los asistentes se entregaban a los placeres de la buena mesa', y una de las diferencias de éstos certámenes con los actuales radicaba en que los propios espectadores, en los intervalos, podían montar a caballo y correr sus propias carreras.