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Llenos de luz

El miércoles 12 de febrero la Orquesta Filarmónica de Montevideo se presentó en la Plaza Casavalle en el marco de su ciclo de conciertos "A contraluz".

Esa noche no faltó nada en la Plaza Casavalle. Bicis, patines, skates, monopatines, pelotas, decenas de niños y niñas en movimiento, aprovechando el asfalto para andar y las canchas iluminadas para jugar un poco al básquetbol, otro poco al fútbol. Los más pequeños preferían las hamacas y el tobogán, que llevaba tras de sí una ordenada fila de caritas expectantes. Algunos se tiraban una y otra vez, otros  se hamacaban levantando las piernas lo más alto posible mientras los demás daban vueltas en dos o cuatro ruedas (dependiendo del medio utilizado) o tiraban pelotazos al aro. Entre risas y algún que otro golpe pedían fotos y seguían su rumbo en un tráfico frenético mientras de fondo, en un magnífico escenario, sonaba una pieza de Brahms. Así estaba la Plaza Casavalle: repleta de niños y niñas jugando, adolescentes en grupos de amigos, parejas tomando mate y decenas de músicos en escena.

La Orquesta Filarmónica de Montevideo se presentó en la plaza con su ciclo  "A contraluz" que había comenzado el 10 de febrero en el Solís (inicialmente iba a ser en Kibón pero se trasladó a un lugar cerrado por cuestiones meteorológicas). El concierto incluyó en su repertorio piezas de de Brahms, Berlioz, Dukas y Ravel bajo la dirección del maestro francés Martin Lebel, Director Artístico y Musical de la Orquesta. Contó con la presencia de  autoridades municipales y departamentales, entre ellas la Alcaldesa del Municipio d Sandra Nedov y la Gestora de la plaza Mariana Scharamello y cientos de vecinos y vecinas que, además de difrutar del espacio como lo hacen cotidianamente, pudieron entretenerse con un espectáculo musical de gran calidad.

Esa noche no faltó nada en la Plaza Casavalle. Mientras la Filarmónica tocaba su última pieza, los fuegos artificiales iluminaron el cielo nocturno, arrancando varios suspiros y aplausos. La música terminó pero los patines, las bicis, los skates y las hamacas siguieron en movimiento. Porque así es una noche cualquiera en la plaza: llena de movimiento, de juegos, de idas y de venidas y sobre todo de encuentros.