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Escuela Agrícola Jackson

A 17 kilómetros y ½. de Montevideo, sobre la ruta 8.

Lindando con los campos de su padre -Camino Real por medio- Luís Fernández se vio favorecido en 1769 con una suerte de chacra que se prolongaba hasta el hoy Cno. Melchor de Viana. Pasado mucho tiempo, llega a manos de Jackson y a su esposa Clara Errazquin, quienes la legaron a sus hijos Juan y Clara Jackson de Heber.

En 1890, Sofía Jackson de Buxareo la donó a la congregación de San José Citeaux. Los religiosos josefinos se establecieron en 1883, hasta que fueron relevados por los salesianos en 1897.

En 1915 comenzó a funcionar la escuela agrícola, dedicada intensamente a la formación de peritos agrónomos.

Hacia 1934 ya existían un viñedo de 50 hectáreas y un olivar que ocupaba 10. Se cultivaban productos de huerta en 14 hectáreas, la agricultura forrajera ocupaba otras 20; igual extensión se dedicaba a la agricultura intensiva y 28 hectáreas a la lechería y pastoreo.

En 1965, en las 12 hectáreas que comprendía la Escuela Agrícola Jackson, se extendían los cultivos que los propios alumnos trabajaban en aprendizajes prácticos. Los trabajos de experimentación, que significaban mantenimiento y estabilidad económica a la escuela, se realizaban en distintas divisiones por las que los alumnos cumplían un ciclo quincenal de aprendizaje: tambo ,lechería , cerdos, criaderos de aves (patos y gallinas), huerta, frutales, viña, chacra, bodega, olivares, industrialización de frutales y legumbres, elaboración de aceite. Dentro de esos trabajos estaba incluida la elaboración de quesos, manteca y dulce de leche; en lo referente a aves se trabajaba con ponedoras, pollitos bebé y pollos de engorde; la fruta permitía elaborar dulces, mermeladas y fruta en almíbar; en lo que comprendía a la huerta, se industrializaba el tomate, conserva, salsa y dulce. Asimismo, se elabora una de las mejores clases de vinos del país y, en los olivares, aceites de alta calidad.

Desde 1974, alrededor de 600 jóvenes han egresado de la Escuela, con su título de peritos agrónomos y un bagaje de conocimientos técnico-prácticos, que han servido al agro nacional.

En la actualidad, se levanta allí el barrio Jacksonville, pero aún persisten la capilla y la bodega donde se encuentra buena parte de la historia de Puntas de Manga.