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Sosteniendo el legado del Padre Cacho

Conversamos con Nebia López, referente del Área Educación de San Vicente Obra "Padre Cacho" para conocer más acerca de la organización.

Ruben Isidro Alonso, conocido como el Padre Cacho, llega a Marconi en el año 1977.  Luego de ser designado cura párroco de la parroquia de Possolo empieza a hacer contacto con los vecinos, realizando actividades y atendiendo a las necesidades de quienes viven en el barrio. A 21 años de su muerte, un 4 de setiembre de 1992, la Organización (ubicada en Aparicio Saravia y Trápani) continúa trabajando junto a la comunidad manteniendo el legado de su fundador.

¿Cómo era el trabajo del Padre Cacho cuando llega al barrio en la década del setenta?

En ese momento el país estaba en plena dictadura y Cacho fue bastante perseguido por esa cuestión de querer sumar a los vecinos, de juntarse. Él siempre planteaba que no iba a ser salvador de nadie, sino que era un agente de promoción. El también se equivocaba y se enojaba por cosas que no salían. Yo no lo conocí, pero gente muy allegada a él me ha transmitido que era un ser humano con el don de poder llegar a la gente y tener ese vínculo de cercanía que no todo el mundo logra. Era muy desprendido de las cosas materiales. Si alguien estaba necesitado de algo que el tenía se lo brindaba sin importar para qué. Una de las primeras cosas que hace es sumarse a la preocupacion de un grupo de vecinos que tenían el desalojo. Ellos tenían construídos ranchitos en la calle Timbúes, donde hoy hay un complejo de viviendas, y el Padre Cacho empieza a escucharlos. Hace el contacto con la parroquia Estela Maris de Carrasco y desde allí surge la posibilidad de una ayuda económica para ellos, un dinero con el cual compran el terreno. Después había que empezar a trabajar con la gente, a movilizarla para poder construir las viviendas. Había mucha gente que planteaba que ya no quería vivir en un ranchito, que quería vivir dignamente en una casa. Fue un proceso bastante largo, pero se logró. Fue el primer grupo de vecinos que pudo tener sus viviendas y a partir de ahí se empezó a dar como una bola, rodando. El Padre Cacho transitó por muchos lugares del barrio. Hacía sus bases y se juntaba con los vecinos en un determinado lugar y cuando sentía que su misión ya estaba agotada pasaba a otro lugar. Ya en el año 88, en época de democracia, fue necesario conformar la institución con una personeria jurídica.

¿La Organización siempre estuvo ubicada en este lugar?

Si. Acá vivió el Padre Cacho, en esta casa. En realidad las primeras reuniones con los vecinos se hacían en MOVIDE (Movimiento Pro Vida Decorosa) que funcionaba acá en el barrio.
Pero la institución siempre estuvo acá en esta sede. Ni que hablar que ésta no es la misma institución que hace 25 años atrás. Al día de hoy su trabajo pasa fundamentalmente por tres áreas de trabajo que atan a lo que el Padre Cacho hace cuando llega al barrio y cuando empieza el contacto con los vecinos. Está el área de vivienda, el área de clasificadores, con los que el Padre Cacho tuvo mucho vínculo y trabajó incansablemente en pro de la dignificacion del trabajo de los clasificadores de la zona, y otra que es muy importante y muy grande de la organización: el área de educación.

¿Cómo es específicamente la tarea de San Vicente en el área de vivienda?

La vivienda fue la primera necesidad que Cacho escucha de los vecinos, el tener una casa. Actualmente es un área bien diferente que hace unos años atrás. San Vicente tiene muchas comunidades de viviendas construidas en ese acompañamiento a los vecinos, en convenio con el Ministerio de Vivienda. Hay una que se comenzó en vida del Padre Cacho y hasta el día de hoy no se pudo lograr. Estamos en eso, creemos que se va a poder lograr pero es una tarea bien compleja y complicada. Actualmente ésta área de trabajo está enfocada por otros lados. Hoy estamos más enfocados al trabajo con la Intendencia de Montevideo (IM), donde tenemos convenios en los realojos de asentamientos. San Vicente está trabajando el realojo de La Manchega, donde hace el acompañamiento social  de los vecinos. Al contar también con un arquitecto se hace la dirección de obra. Está bárbaro poder acompañar a la gente en eso y es justamente lo que la Organización en su historia y en su trayectoria incial hacía.

¿Y el área de clasificadores?

El Padre Cacho  fue un referente muy importante para los clasificadores en el intento de dignificar su trabajo, dejando de ser los hurgadores, para convertirse en trabajadores que  de alguna manera aportaban a lo que es el cuidado del medio ambiente. El área de clasificadores tiene dos convenios  educativos laborales con la IM que son muy importantes: uno se llama "recolección diferencial", que son 5 camiones con recorridos diferentes donde trabajan 3 clasificadores. Lo que hacen es pasar por la casa de otros clasificadores a levantar el descarte que no se va a utilizar. Los camiones hacen ese recorrido y llevan el descarte a la Usina. Eso lo hacen de lunes a sábado y son convenios que tienen duración de un año. Anualmente ese convenio se renueva y se da la posibilidad a otros trabajadores de poder tener por lo menos un año de trabajo formal. Otro convenio importante que tiene San Vicente es el cuidado de puntos verdes. Son 9 puntos verdes en diferentes lugares. Se contrata personal para el cuidado de esos puntos y la condición es ser clasificador para poder trabajar dentro de ese convenio. También es un convenio anual. En algunos puntos hay 2 trabajadores, porque está el cuidador de San Vicente y el cuidador de la IM.
Otro proyecto importante que hace al proceso con los trabajadores clasificadores es la formacion de cooperativas. Ahora estamos con dos cooperativas, a las que acompañamos en el trabajo dentro de  los shopping, (Montevideo y Portones shopping). Son cooperativas que tienen dentro del shopping un lugar de clasificación con todos los desechos que generan los locales y ellos lo que hacen es la clasificación. El shopping tiene mucho material de desechos que para el clasificador son su fuente de ingresos.

¿Cómo trabajan en el área educativa?

En sus inicios de vida, cuando vivía el Padre Cacho, los vecinos necesitaban salir a trabajar pero no tenían donde dejar a los niños y entonces se armaban guarderías donde iban muchos voluntarios a cuidar a los niños. Eso se fue transformando en lo que hoy son los centros Caif (Caif Santa María, Santa Clara, Caritas Felices, Mausa) que tenemos en convenio con INAU, los clubes de niños (Casa de todos, Centro abierto Padre Cacho que funciona acá en la sede) que tienen que ver también con el INAU en el apoyo a todo el proceso escolar de los gurises y un centro juvenil, que surge de la propia necesidad del barrio. Éste centro, más allá que es un convenio con INAU y entra en el formato centro juvenil, tiene la característica propia de que van chiquilines que están estudiando. Los vecinos veían que los chiquilines terminaban la escuela y muchos empezaban el liceo e inmediatamente lo dejaban. Ahora también pasa pero en ese momento no había tanto acompañamiento para esos chiquilines. De esa necesidad surge el Centro Pirincho, que es un centro de adolescentes que están insertos en la educación formal. Lo que se acompaña es el sostenimiento del estudio. Por supuesto que también se mechan actividades que no están en la currícula formal del liceo,  como paseos, campamentos. Se trabaja mucho en los proyectos de vida de los adolescentes, en su inserción laboral. Cuando los chiquilines están cercanos a cumplir los 18 años, con el área laboral del INAU se apunta mucho a la inserción de los gurises en el mercado laboral formal.

¿Cómo nace la idea de la Ludoteca hace 13 años atrás?

En realidad hace bastantes años más. Con éste formato hace 13 años pero anteriormente se hacía diferente, en otros lugares. Hay dos fechas muy importantes que tiene la institución: el 15 de mayo, que es el cumplesaños del Padre Cacho, se hace un encuentro de todos los trabajadores de la Organización, para recodrar y trabajar algo que tenga que ver con la cotidianeidad de cada lugar. La otra es el 4 de setiembre, fecha en la que el Padre Cacho muere. En torno a eso quisimos generar algo con el barrio, que involucre a la comunidad y de diferentes maneras con las instituciones que están trabajando en la zona. De ahí surge la Ludoteca, en torno a esta fecha, para involucrar y estar presentes en la comunidad desde el juego, desde lo recrativo, pensando en los niños. Nos interesa  generar ese acercamiento con una actividad callejera que es totalmente libre, donde todos pueden participar.

¿Cómo es la visión actual de la Organización en el barrio?

Yo creo que la institución es muy repetada a nivel barrial y comunitario. Más allá de las diferenecias que puedan haber, yo siento que es una institución de referencia en el barrio. Tratamos de trabajar abiertos a la comunidad, porque sentimos que esa era la filosofia de trabajo del Padre Cacho.  Nosotros trabajamos con el vecino, no para el vecino. Sentimos que a veces no es sencillo pero ese es el camino, sobre la base del respeto y de la aceptación del otro tal cual es. Esa es nuestra filosofia de trabajo que viene desde las bases, porque son las formas de vincularse que tenía Cacho con la gente. También es importante aclarar que ninguno es igual a Cacho. Él  fue único e irrepetible, como somos todos. Lo que si intentamos es que la Organización siga transitando con determinadas bases, manteniendo su legado.