Hasta el cielo lloró el día que partiste, te fuiste querido compañero luchándola hasta el final porque eras así, un luchador, una persona con una esencia auténtica, un caballero. Muy buen compañero y amigo, una persona excelente, intachable, siempre pensando en los demás, nunca una mala cara, nunca un mal día y tenías el don de conciliar cuando era necesario. Tu presencia era autoridad, eras para todos un referente.
Aprendimos mucho de vos, dejaste en cada uno de nosotros una partecita de esa gran enciclopedia que eras, en cada uno, quizás, de forma diferente: una palabra, una frase, una anécdota, nos enseñaste tantas cosas que a una persona como vos nunca se la olvida. Se te extraña y se te recuerda porque eras el capitán de este barco, que hoy está anclado en el dolor y en la tristeza por haberte perdido, pero ya estabas cansado. Nos queda el consuelo de que te fuiste sereno y que ya estabas preparado para tu retirada.
Descansa en paz querido compañero.
¡Hasta siempre capitán!
Concejo Vecinal 11